La rebelión de Gustavo

El diputado Gustavo Escalante reabrió una vieja herida parlamentaria en el seno arenero. Su reciente desacato ante la Comisión Política de Arena no solo le puede costar una sanción, sino que trae consigo el fantasma de transfuguismos que afectaron la aritmética legislativa en 2009-2012 y 2012-2015. El nombre de Escalante, desde aquellos años, ha ido y venido cuando entre areneros se habla de posibles traiciones.

Foto FACTUM/Tomada de Facebook


Una veintena de periodistas esperaba a Gustavo Escalante un día después de su declaración de independencia. Querían explicaciones de lo que lo llevó a advertir que sus votos ya no iban a obedecer la línea partidaria de Arena. Era jueves 9 de mayo de 2013, día de sesión plenaria en el parlamento salvadoreño. El diputado apareció por el pasillo principal que conecta con el Salón Azul y los periodistas desataron sus preguntas. Escalante, que no se detuvo, les dijo que releyeran su carta, que allí estaba todo lo que había que saber.

“Yo no quiero ser tildado de vendido, como se les ha llamado a los diputados que abandonaron las líneas areneras”, expuso Escalante a los dirigentes de Arena en su carta, escrita un día antes de que los periodistas se le fueran encima en la Asamblea. Los diputados “vendidos” a los que hizo referencia eran Sigifredo Ochoa Pérez, Rigoberto Soto, Jesús Grande, Adelmo Rivas y Claudia Ramírez, todos tránsfugas de Arena entre 2012 y los primeros meses de 2013. Todos abandonaron su grupo parlamentario para conformar Unidos por El Salvador, una fracción que se plegó a los intereses de los partidos GANA y FMLN, este último en el gobierno que presidió Mauricio Funes.

Escalante, al declararse independiente de Arena, no quería que lo tacharan de vendido como a estos otros diputados. Pero en las filas areneras era inevitable relacionarlo a GANA, al FMLN y al “hombre del maletín negro”, el personaje que una investigación de Revista Factum determinó que se trata de Herbert Saca, el operador de Mauricio Funes a quien se le entregó, entre 2009 y 2014, un aproximado de 40 millones de dólares para comprar diputados cuyos votos favorecieran los intereses de Funes.

Los diputados de los otros partidos políticos le abrieron los brazos a Escalante. Los de GANA le dieron la bienvenida. Los del FMLN celebraban que Arena se resquebrajaba. Y había una razón importante: en aquel período legislativo de 2012-2015, los cinco tránsfugas areneros ayudaron a completar 56 votos de la mayoría calificada en la Asamblea Legislativa para aprobar desembolsos de préstamos, presupuestos generales y elección de funcionarios de segundo grado. Pero en ocasiones el voto del único diputado del CD, Douglas Avilés, no era incondicional para lograr los 56 votos. Por ello, a los ojos del bloque legislativo que logró armar el expresidente Funes, la declaración de independencia de Escalante caía como agua de mayo.

Escalante sin embargo nunca llegó a ser el voto 56. Aunque en su carta pidió que se respetara su decisión de votar de forma independiente, advirtió que él no estaba renunciando a su partido. Las razones eran otras: además de argumentar que sus electores le reclamaban que la dirección de su partido llevaba un rumbo errado, también pesaba en él un resentimiento porque no lo respaldaron cuando denunció que a él también lo habían querido comprar.

“Con la denuncia en la Fiscalía, tuve días difíciles en los cuales incluso se vio atacada mi persona y mi familia (de lo cual existe prueba en la Policía), para lo cual el partido no supo brindarme la protección que en ese momento necesité”, dijo Escalante en aquella carta de mayo de 2013 que publicó en internet. Habían pasado meses desde que el diputado fue a la Fiscalía a denunciar que lo habían intentado comprar para votar a favor del bloque legislativo que conformó el expresidente Funes a golpe de sobornos desde Casa Presidencial.

Días después, en una conferencia de prensa en la sede de Arena, Escalante tomó el micrófono y dijo: “Señor fiscal (en aquel momento el fiscal general era Luis Martínez, ahora enjuiciado por actos de corrupción e investigado por recibir también sobornos desde Casa Presidencial), por favor atiéndanos, y a los amigos de los otros partidos políticos, déjennos de estarnos acosando porque no vamos a ceder”. Por ello, la carta de independencia solo hizo suponer una cosa para los areneros: Escalante fue sobornado.

La mancha de casitraidor-casitránsfuga del diputado le quedó impregnada hasta ahora, cuando todavía causa desconfianzas entre sus correligionarios, a pesar de que es yerno de la alcaldesa arenera de Antiguo Cuscatlán, Milagro Navas, quien a su vez es dirigente de Arena. Las circunstancias no le ayudan: se dice amigo y ha sido fotografiado junto al diputado Guillermo Gallegos, uno de los principales dirigentes de GANA, el partido de tránsfugas de Arena que los expresidentes Mauricio Funes, Antonio Saca y el operador Herbert Saca crearon en 2009.

Los aliados en Arena

A Gustavo Escalante la polémica lo ha seguido desde entonces hasta la actual legislatura. En su rebelión constante, ha encontrado dentro de Arena grandes aliados como Ernesto Muyshondt, un personaje influyente y exdirigente del partido. Muyshondt fue diputado arenero y hoy es el alcalde de San Salvador. En 2018, Muyshondt y Escalante desafiaron a la dirigencia arenera durante la elección de magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.

El conflicto ocurrió cuando Arena, desde la dirigencia liderada por Mauricio Interiano, fijó su postura y rechazó dar sus votos para que la abogada Sonia Cortez de Madriz fuera nombrada magistrada de la Sala de lo Constitucional, por sus fuertes vínculos políticos con dirigentes de GANA. La elección, que debió ser en julio, tenía varios meses de retraso porque GANA insistía en la candidatura de Cortez de Madriz, a quien incluso los diputados de este partido la llegaron a calificar como su “cuota” para la sala.

Más allá de lo político, la hoja de vida de la abogada había sido criticada, ya que para optar para una magistratura en la Sala de lo Constitucional hay que cumplir, en lo ideal, con estándares jurídicos altos y Cortez de Madriz no los alcanzaba. Por ejemplo, los magistrados tienen doctorados en distintas ramas del derecho, pero en el caso de Cortez de Madriz su licenciatura estaba por debajo de los estándares, aparte de una nula producción académica sobre las ciencias jurídicas.

Pero Muyshondt, en noviembre, desdijo a Interiano y a toda la dirigencia arenera al decir en público que no había por qué rechazar a Cortez de Madriz, aunque ella estaba cuestionada no solo por falta de idoneidad, sino también por su cercanía con uno de los principales adversarios de Arena: los exareneros de GANA.

Escalante replicó con rapidez la postura de Muyshondt y fue el primer diputado del grupo parlamentario arenero que anunció que iba a votar por Sonia Cortez de Madriz para la Sala de lo Constitucional, en completa contradicción con la línea de su partido. Los areneros tuvieron encerronas entre sus diputados y la dirigencia y terminaron cediendo a GANA que la abogada fuera nombrada magistrada para la Sala de lo Constitucional, aunque como suplente.

Los rumores en Arena volvieron a surgir y los fantasmas de las divisiones y las traiciones regresaron. Y los reflectores, otra vez, estaban sobre Escalante, ahora con aliados influyentes.

Este año, Escalante dio un paso más adelante: su acercamiento con Nayib Bukele, presidente electo desde el 3 de febrero, molestó a su dirigencia y sus compañeros areneros en el grupo parlamentario. Bukele se posicionó en la campaña electoral como el principal adversario de Arena y, como añadidura, el partido que llevaba la candidatura de Bukele era el viejo contrincante GANA.

La circunstancia que ha acercado a Escalante con Bukele es la aprobación de un préstamo por 32 millones de dólares para la construcción del nuevo edificio de la Asamblea Legislativa. El presidente electo criticó que esa cantidad de dinero se dirija a la construcción de un edificio para diputados y opinó que al menos la mitad de ese dinero podría servir para la construcción de escuelas en El Salvador.

Escalante se sumó a la crítica y a la propuesta de Bukele y contrarió, a su vez, la defensa a ultranza de la construcción del edificio que abandera Norman Quijano, diputado de Arena, compañero de Escalante y presidente de la Asamblea Legislativa. En esta nueva rebelión, a Escalante se le unieron otros diputados areneros como Arturo Magaña, Milena Mayorga y Felissa Cristales, quienes firmaron una moción para que la Asamblea redistribuya el dinero del préstamo para la construcción del edificio, en sintonía con Bukele.

Contra la Comisión Política

Pero el punto más crítico que ha alcanzado la tensión entre Gustavo Escalante y su partido ocurrió el pasado martes 19 de febrero. La Comisión Política de Arena, el organismo de mayor autoridad en el partido, citó a Escalante y a los otros tres diputados para que explicaran sus posturas de apoyo a sus adversarios y las críticas constantes a la dirección del partido. Magaña, Mayorga y Cristales acudieron al citatorio el miércoles 20. Pero Escalante rechazó la convocatoria. En su lugar, escribió una carta, al estilo de la de mayo de 2013, en la que desconoció a la Comisión Política por no haber sido elegida por votación interna en su partido.

“No asistiré a esta convocatoria ni a otras que me realicen para comparecer a este organismo, hasta que la mencionada comisión sea electa de manera democrática”, escribió el diputado. El jueves 22, Escalante accedió a dar una entrevista a paso rápido a Revista Factum para hablar de su caso y asegurar que no le toma importancia si Arena lo sanciona con prohibirle su reelección como diputado en el 2021 o, peor, si decide expulsarlo de sus filas.

—Explíqueme su rechazo a la autoridad de la Comisión Política de Arena.

—A mí me convocaron a una reunión. Primero, lo hicieron de manera telefónica a través de una secretaria, lo cual lo veo yo poco profesional. Segundo, yo tengo días de estar sumado al clamor de bases de mi partido que piden que la Comisión Política sea elegida de manera democrática. Ese es el clamor y yo le dejo bien claro: yo no voy a asistir a ninguna convocatoria que ellos me hagan hasta que este organismo sea elegido de manera democrática y no de dedo.

—¿No tiene temor de que lo sancionen o lo expulsen del partido?

—Allí vamos a darnos cuenta de si el mensaje que nos dio la población el 3 de febrero nos llegó claro: que somos un partido que se está quedando sin escuchar al pueblo y que seguimos tomando decisiones con el hígado y no con la cabeza.

—¿Usted ha tenido acercamientos con Nayib Bukele, con Nuevas Ideas o con GANA, en todo caso?

—Ninguno, ninguno.

—Hay areneros que han visto sus expresiones de apoyo a Nayib Bukele como guiños al nuevo presidente.

—Lo más fácil siempre ha sido desprestigiar. Ha sido una tradición en la política salvadoreña: al que piensa diferente desprestigiémoslo y acabémoslo. Pero no hay ningún acercamiento.

—El expresidente Funes sobornó diputados; en Arena hubo dos casos fuertes de transfuguismos durante esa presidencia; usted incluso denunció que lo intentaron sobornar… ¿Ha vuelto a recibir ofrecimientos económicos, diputado?

—En ningún momento he recibido ofrecimientos económicos. La molestia de la Comisión Política ha sido que así como Norman Quijano adelantó criterio al decir que sí procedía el préstamo para la construcción del edificio de la Asamblea por 32 millones de dólares, que yo no sabía que hasta helipuerto tiene el diseño, entonces a mí me pareció que podríamos, con 16 millones de dólares, construir el edificio de la Asamblea y lo demás lo podamos redistribuir para nuestros niños.

—Usted fue uno de los diputados tentados para que fuera disidente de Arena y apoyara al gobierno de Mauricio Funes, según nuestras investigaciones periodísticas. ¿Ha vuelto a ser contactado?

—En ningún momento he tenido acercamientos ni me han ofrecido dinero. En el pasado hubo una incidencia y salimos a hacerla pública. Pero en este momento no. Lo más fácil es desprestigiarme porque pienso diferente.

—¿Cómo entonces me podría explicar una fotografía que se difundió en redes sociales durante la pasada campaña electoral en la que usted se encuentra junto a Guillermo Gallegos, dirigente de GANA, y el entonces candidato presidencial Nayib Bukele?

—Yo estaba almorzando en el mismo restaurante donde estaba haciendo una reunión la gente del partido GANA, en Los Cebollines, de Los Héroes. Justo fue en el momento en que Nayib estaba entrando a participar con ellos. Yo estaba sentado almorzando en la mesa de a la par del salón adonde estaban. Mire, yo tengo una gran amistad con el diputado Guillermo Gallegos, trabajamos juntos. Durante seis años hemos sido compañeros de trabajo al igual que con un montón de políticos. Por educación, yo me levanté y los saludé y con el mismo saludo me salí.

El diputado Gustavo Escalante (centro) en una reunión partidaria con el entonces candidato a la presidencia por GANA, Nayib Bukele, y el diputado Guillermo Gallegos. Foto/Twitter

—Si Arena lo sanciona con no permitirle buscar la reelección como diputado en 2021, ¿usted buscaría otro partido para participar?

—No le sabría decir qué pasaría.

—Una nota del periódico La Prensa Gráfica los pinta a usted y a los diputados Arturo Magaña, Felissa Cristales y Milena Mayorga como “areneros celestes”, en alusión al color político de Nayib Bukele.

—El adjetivo ese de celeste no sé con qué fundamento lo dice La Prensa Gráfica. No somos diputados celestes, somos diputados de Arena que pensamos distinto en un tema.

—Entonces, para usted, ¿todo se trata de una paranoia de la dirigencia arenera?

—La dirigencia de Arena puede ser que esté paranoica. Recordá que viene de recibir la mayor derrota en toda la historia del partido. Entonces, quizás, están buscando culpables, cuando los culpables han sido ellos.

***

Mientras Arena decide qué va a hacer con Escalante, los otros tres diputados que acudieron a la cita de la Comisión Política el 20 de febrero recibieron, según ellos, regaños de parte de la dirigencia por sus actos rebeldes. Arturo Magaña dijo que abandonó la reunión porque no soportó que el presidente de Arena, Mauricio Interiano, le levantara la voz. Milena Mayorga se quejó de que la quieran obligar a seguir la línea partidaria de Arena y recordó el artículo 125 de la Constitución que protege la independencia de los legisladores.

El conflicto en Arena puede agravarse si surgen más diputados que se unan a las iniciativas de Nayib Bukele. Los resultados de la última elección presidencial son una advertencia de lo que podría suceder en las legislativas de 2021. Si el partido de Bukele, Nuevas Ideas, logra números similares a los de este febrero en la próxima elección de diputados y Arena no mejora sus cifras, el partido de derechas dejaría de ser la primera fuerza parlamentaria y perdería un número considerable de diputados.

Detrás de la crisis arenera están figuras como Ernesto Muyshondt, quien tras la derrota del 3 de febrero pidió las cabezas de la dirigencia y que, en su lugar, interviniera una comisión de transición integrada por viejos líderes areneros, incluido él, para llevar al partido a una elección interna y nombrar nuevos dirigentes.

La diputada Felissa Cristales, a quien también consideran rebelde, no estuvo de acuerdo con Muyshondt y le dio un voto de confianza a la dirigencia arenera, aunque la señaló como responsable del fracaso electoral de febrero. Cristales se dice crítica de su partido, pero no traidora. En una de sus aclaraciones, dijo que apoyar que se redistribuyan los 32 millones de dólares para el nuevo edificio legislativo no es una traición a Arena. En todo caso, aseguró que quien está contradiciendo al partido es su compañero Norman Quijano, al haberse constituido como el principal defensor del edificio.

El presidente de Arena, Mauricio Interiano, en conferencia de prensa el jueves 21 de febrero de 2019, en la sede central del partido, acompañado de varios diputados, incluida Felissa Cristales (derecha). Foto FACTUM/Salvador Meléndez

Cristales recordó que el diseño del nuevo edificio y el monto para su construcción se dio durante la junta directiva de la Asamblea que presidió el exdiputado del FMLN Sigfrido Reyes, en el período 2012-2015. Y que diputados de Arena, como Ana Vilma de Escobar, que estuvo en la directiva de 2015-2018, siempre estuvieron en contra de ese préstamo, por oneroso, y no votaron a favor. Cristales cree que Norman Quijano ha cometido un error al no tomar distancia con ese dinero, que ahora los adversarios le atribuyen a una decisión original de Arena y no como fue en realidad: un proyecto impulsado por el FMLN y principalmente por el exdiputado Sigfrido Reyes.

La dirigencia de Arena dio una conferencia de prensa al día siguiente de la reunión de los diputados con la Comisión Política. Mauricio Interiano, como presidente de Arena, habló de propuestas más integrales para mejorar el sistema educativo, más allá de la causa de los 16 millones de dólares para construir nuevas escuelas que lidera Bukele. La diputada Cristales, aún bajo algunas miradas de recelo de sus compañeros, estuvo al lado Interiano para respaldarlo.

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