Verónica Reyna, de la dirección de derechos humanos del Servicio Social Pasionista, considera que, pese a ser su creación un acierto, el Consejo de Seguridad Ciudadana no fue aprovechado como política de Estado. La analista cree que el gobierno tuvo dos caras: con el Plan El Salvador seguro saludaba a la cooperación internacional y con las medidas extraordinarias tuvo un abordaje de la seguridad estrictamente represivo. Esto último propició abusos y graves violaciones a los derechos humanos, cree Reyna, y es la peor herencia del gobierno de Sánchez Cerén.
Foto y video FACTUM/Gerson Nájera
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