“Las mafias políticas han propiciado el empoderamiento de las pandillas”

Para Jeannette Aguilar, investigadora en seguridad, no es casualidad el repunte de homicidios a pocos días de las elecciones. Las pandillas, cree, se han configurado como actores imprescindibles para la preservación de un sistema político corrupto.

Foto FACTUM/Salvador Meléndez


Jeannette Aguilar es investigadora en temas de seguridad ciudadana en El Salvador y exdirectora del Instituto Universitario de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana (IUDOP-UCA), uno de los centros de estudios sociales y estadísticos más respetados en El Salvador. Aguilar dirigió el IUODOP durante los últimos 12 años y ha estudiado el fenómeno pandillero salvadoreño desde que este nació a finales del siglo pasado. En esta entrevista valora el reciente repunte de homicidios en el país, que las autoridades atribuyen a la MS13.

¿A qué atribuye el repunte reciente en homicidios?

Es difícil agotar las explicaciones a los repuntes o caídas abruptas dada la complejidad de la violencia letal en El Salvador y los diferentes actores que protagonizan este tipo de violencia. Creo que en el alza registrada en enero pueden estar convergiendo varios factores: un aumento de ejecuciones por parte de grupos de exterminio, principalmente policiales, que parecen estar arreciando sus acciones en estos últimos días, la respuesta de las pandillas a esta violencia y el contexto preelectoral.

La historia reciente muestra que contextos preelectorales, sobre todo en el mes antes de los comicios, suele producirse un incremento atípico de muertes violentas, que ha estado asociado a los pactos de partidos de oposición con grupos de pandillas para afectar políticamente al adversario. En este caso, habrá que investigar los posibles pactos que Arena y GANA-Nuevas Ideas (los dos principales partidos de oposición) han efectuado con las pandillas de cara a las elecciones 2019.

Adicionalmente, las negociaciones que también ha hecho en los últimos años el partido oficial con pandillas en contextos electorales facilitan un entorno de mayor confrontación entre miembros de las diversas estructuras que se encuentran al servicio de diversos partidos.

Las pandillas, por su cuenta, también han emprendido en los últimos años estrategias para golpear la imagen del gobierno, entre ellas aumentar los muertos, y obviamente en períodos de elecciones ellos saben que esto tiene un mayor costo político para el partido oficial.

¿Qué tan importante es en esta ecuación el tema de las ejecuciones extrajudiciales atribuidas a la fuerza pública, sobre todo a la Policía?

Creo que la hipótesis del aumento de acciones por parte de grupos de exterminio en contra de pandilleros o supuestos pandilleros no hay que descartarla para entender el escenario actual. Hasta ahora no sabemos cuál es el peso que el accionar de estas estructuras tiene en las muertes violentas a escala nacional. En mi opinión, estas muertes están cobrando cada vez más peso en el dato nacional. En el caso de los homicidios registrados en lo que va del año, según la propia policial, más del 70% de las víctimas de muertes violentas registradas son pandilleros o personas vinculadas a estos grupos.

Las estructuras de exterminio policial están modificando continuamente su modus operandi. Es llamativo que ya no se registran con tanta frecuencia los llamados enfrentamientos armados, que es una figura que han utilizado con regularidad para enmascarar las ejecuciones. Probablemente esto se deba a que hay cada vez más casos judicializados. Parece que ahora están ejecutando al estilo de los escuadrones de la muerte: llegan de noche a sacar a las víctimas, las ejecutan y/o desaparecen sus cuerpos. El episodio del arma especial conocida como mata policías, de uso exclusivo de la Fuerza Armada, que le fue encontrada a un pandillero el 30 de diciembre, detonó una alerta y un nuevo llamado en las redes informales de comunicación de policías a eliminar estas estructuras. Paralelo a ello y en estas lógicas de las cadenas de venganza, tenemos en los primeros días de enero un aumento de asesinatos de policías.

¿No es contradictoria esa lectura del gobierno con declaraciones recientes en las que, al hablar de las bajas de homicidios, aseguraban que los planes de seguridad habían logrado detener la letalidad de las pandillas?

Esto más bien muestra la fragilidad de la política represiva y de contención que ha adoptado el gobierno. En cualquier momento y frente a determinados escenarios de conflictividad (elecciones, cadenas de venganzas, purgas entre estructuras criminales), los homicidios se disparan exponencialmente, sin que las autoridades puedan controlarlos.

Pero, además, creo que en los últimos años la gran paradoja de la política de seguridad, al ser diseñada bajo un esquema de guerra, es que ha reducido las muertes producidas por pandilleros, pero ha propiciado las condiciones para el aumento de muertes de pandilleros, familiares, supuestos pandilleros y colaboradores, y ha generado otras dinámicas de conflictividad que están aumentado la violencia en las comunidades.

¿Es relevante que esto ocurra a pocas semanas de las elecciones presidenciales?

Lo es desde mi punto de vista lo es porque esto muestra, por un lado, el rol cada vez más relevante que los actores ilegales y el uso instrumental de la violencia tienen en procesos tan sensibles para la gobernabilidad del país, como las elecciones. Esto, a su vez, es una consecuencia del empoderamiento político que las mafias de los partidos políticos han propiciado entre las pandillas, al instrumentalizar sin escrúpulos para fines electoreros la violencia que producen estas estructuras.

La participación de las pandillas en acciones para afectar el proceso electoral o a determinados partidos, muestra que lejos de estar debilitadas como ha señalado el gobierno, estas organizaciones se estarían configurando cada vez como actores imprescindibles para la preservación de un sistema político corrupto y clientelar.

¿Es el repunto de enero significativo en términos estadísticos?

Si se llega a configurar en un patrón o tendencia que prevalezca por varios meses, estaríamos triplicando los promedios diarios de muertes violentas de 2018 y acercándonos al comportamiento que registró el 2015.


La versión original de esta entrevista se publicó en inglés en InSight Crime y puede consultarse en este enlace

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