El Salvador, tres días festivos para la muerte

La muerte ha sido naturalizada en El Salvador, uno de los países más violentos del mundo. Tres días, más allá de los regulares donde se cuentan cadáveres por decenas (14 cada día durante octubre), sirven para entender esa relación de los salvadoreños con la muerte. 

Foto FACTUM/Salvador Meléndez


En El Salvador, los tres días donde se permite hablar sin culpas del horror y la muerte inician el 31 de octubre. En algunas partes de San Salvador se celebra el Día de las Brujas o Halloween, que, más allá de los disfraces, rinde culto a escenas que se han vuelto cotidianas para los ciudadanos: en algunos centros comerciales, las tiendas y restaurantes decoran sus paredes con cuerpos mutilados y decapitados. 

En el norteño municipio de Tonacatepeque, cada 1 de noviembre, decenas de jóvenes salvadoreños corren a disfrazarse como mejor puedan representar a la muerte, durante el festival de La Calabiuza, evento que fue creado después de la guerra civil con el propósito de repoblar este municipio. Muchos disfrutan los montajes y el municipio se viste de fiesta con la muerte como invitada principal.

La trilogía de la muerte se cierra cada 2 de noviembre, con el Día de los Difuntos, una tradición que une familias en los cementerios. Una de las canciones que más suena en los cementerios es Amor Eterno, popularizada por Juan Gabriel. El escenario es el cementerio La Bermeja de San Salvador, donde la canción puede ser oída una y otra vez al lado de decenas de tumbas, muchas de las cuales guardan los restos de las víctimas de la violencia cotidiana.

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