Doctor Strange, el misticismo esotérico “light” de MARVEL

Hace una semana ya del estreno oficial de la más reciente película del universo cinematográfico de Marvel Studios. Hablo de Doctor Strange, personaje que forma parte de la llamada “Fase 3” de producciones basadas en superhéroes de esta casa editorial, personaje que integra una ola de creaciones de la Edad de Plata de los Comics. De 1963, para ser precisos y de la mano y prolífica mente del escritor Stan Lee y del dibujante Steve Ditko.


Como es costumbre ya en los trabajos de Lee, el personaje nace como un reflejo de lo que estaba en boga en ese momento. Luego de la finalización de la Segunda Guerra Mundial y durante las décadas siguientes, los Estados Unidos vieron cómo un gran numero de migrantes provenientes de países como China, Hong Kong, Tailandia, Japón y las Filipinas llegaban cada vez más a sus muelles.

Con ellos, llegaban también aspectos hasta ese momento ajenos o al menos “extraños” para la sociedad estadounidense, especialmente aspectos religiosos, filosóficos o de interpretación de la realidad misma. Había comenzado entonces la era del New Age.

Con este cúmulo de ideas nuevas —y que en mi opinión los autores no entendían bien del todo—, nace “El Doctor Extraño”, un personaje que poco a poco se ganaría su lugar como uno de los seres más poderosos del universo de los cómics.

Pero, ¿quién es Doctor Strange? Stephen Strange es un médico especializado en neurología, de carácter arrogante, codicioso y con un ego más grande que el mismísimo Tony Stark (Iron Man). Luego de un accidente, sufre una enfermedad nerviosa en sus manos, la cual lo obliga a retirarse de la medicina y lo hace embarcarse en la búsqueda de la cura de su padecimiento. Como también se empecina en buscar la manera de regresar a la vida a su hermano fallecido, (aspecto que solo se muestra en el cómic, más no en la película). Esta búsqueda lo conduce hasta cruzar su destino con el de “El Anciano”, un misterioso hombre que ostenta el título de ‘Hechicero Supremo’ y quien, luego de la insistencia de Strange, acepta convertirse en su mentor y educarlo así en las artes místicas.

Desde ese momento, Strange comenzará una vida llena de aventuras sobrenaturales que incluyen proteger a este mundo de las amenazas mágicas. Luego, después de unos incidentes que implican a la entidad conocida como Shuma Gorath —la cual obliga al Doctor a luchar y cerrar la mente de su mentor, causándole de esta forma la muerte— terminará asumiendo el título de “Hechicero Supremo”.

En la película —como era de esperar— los orígenes y hechos no se muestran del todo fidedignos en comparación del cómic. Esto es algo comprensible debido a la complejidad de la historia o por cuestiones de prolongación que podrían terminar afectando de gran manera al filme mismo.

Sin embargo, hay que fijarnos y detenernos a evaluar algunos aspectos de esta película que prometían —según palabras de Kevin Feige (presidente de los Estudios Marvel)— que “terminarían cambiando para siempre al Universo Cinematográfico de Marvel y a todos los personajes en este”.

Es claro que Doctor Strange jugará un papel preponderante en las próximas producciones del estudio, especialmente en las que incluyan a Los Vengadores, aspecto que en esta cinta no se dio a relucir de manera más explicita.

Imagen del comic de Marvel.

Imagen del comic de Marvel, con la mancuerna creativa de Stan Lee y Steve Ditko.

Recordemos que este es un filme introductorio. Es decir, que está enfocado no solo en los lectores del cómic, sino que consiste en la presentación de un personaje “poco conocido” por el público en general y que será de vital importancia en los eventos venideros de las siguientes películas.

La historia se centra —demasiado a mi parecer— en Stephen Strange y cómo llegó a convertirse en “El Hechicero Supremo”, dejando en un segundo plano las motivaciones, miedos y no solo eso, también se ha creado un personaje de tanto peso argumental que termina aplastando a villanos, sidecicks y otros; además de interiorizarlos tanto que pareciera que la trama es el monólogo de un superhéroe.

Hablando de la trama de esta película, puedo decir que es como mencioné unos párrafos atrás: sencilla, poco compleja y sin casi ningún giro inesperado. Eso, a mi parecer, está muy bien, no solo porque nos muestra un personaje de manera fácil de comprender, sino también porque no aspira a algo que no es. Se trata de una producción de entretenimiento que no pretende más allá de enseñarnos a alguien que no conocíamos y que será de gran importancia en eventos futuros. Es entonces un filme honesto.

Visualmente, la cinta es soberbia. No tiene ningún desperdicio verla en 3D o formatos afines. El sonido juega también un factor importantísimo que nos envuelve en la historia de manera que nos sentimos parte de ella.

¿Y Benedict Cumberbatch? Su rol como protagonista de esta historia es impresionante —aunque no essu trabajo más encomiable, por supuesto—, pero si se fijan bien en el desarrollo de la historia, verán cómo un actor de la envergadura del inglés, termina por opacar a los otros personajes, incluyendo el papel de Tilda Swinton, quien tiene un rol preponderante también, ya que es la encargada de encarnar a “El Anciano”.

Ahora abordemos el punto por el cual me decidí escribir este articulo: el misticismo y el esoterismo “light” de la película. Encontramos aquí hechizos, libros prohibidos, mundos y dimensiones paralelas, una entidad de gran poder minimizada al grado de “gag”. Es un filme que no busca introducirnos a una nueva doctrina, ni tampoco pretende analizar seriamente la influencia del continente oriental y su filosofía en el mundo de los superhéroes.

Y no es culpa de los guionistas, productores o ni siquiera del director del filme (Scott Derrickson). Es que así es el cómic; así es la historia del personaje. Recordemos que Marvel —con algunas excepciones— generalmente aborda un tema y no lo explora a profundidad. Un ejemplo de ello ocurre con la radiación y las mutaciones genéticas. Marvel simplemente lo utiliza como excusa argumental y desde allí parte en una historia que a todas luces es de ficción, donde la lógica muchas veces no tiene cabida.

¿Y el villano? En este aspecto pareciera que Marvel tiene un problema constante, al menos en su universo cinematográfico. Pasando por villanos como Whiplash de Iron Man 2; Ultron de Vengadores: Era de Ultron; Baron Zemo de Capitán América: Civil War; puede decierse que Kaecilius no es una excepción. Este enemigo de Strange es interpretado por el actor Mads Mikkelsen, quien ha participado en cintas como Casino Royal y que es recordado más recientemente por dar vida a Hannibal Lecter en la aclamada serie “Hannibal”.

Sin embargo, en la película no terminamos de comprender a la contraparte del protagonista. Sabemos que busca la vida eterna, ¿pero eso es todo? ¿Otro megalómano que quiere “poder eterno”, “vida eterna” y “dominar al mundo”? Sinceramente, creo que el personaje tiene tantos aspectos que se muestran en los cómics de los cuales cualquier director o guionista podría echar mano para darnos algo más que un malo que es así por que sí.

Mads Mikkelsen protagoniza a Kaecilius, el villano de la historia de Doctor Strange.

Habrá que esperar las consecuencias que tendrá la inclusión de un nuevo personaje a este universo de superhéroes, donde cada vez más Marvel nos enseña que no es necesario siempre usar (y abusar) de sus personajes más conocidos, sino que nos puede entregar un producto bueno, entretenido pero sobre todo emocionante y divertido, sin la necesidad de quemar una y otra vez a sus principales creaciones.

Ya nos lo demostró con Guardianes de la Galaxia y Thor; ahora va con Black Panther y Doctor Strange, filme que a pesar de todo, se convertirá en un referente del género cuando el Universo Cinematográfico Marvel haya sido finalizado… Luego de muchas películas y mucho dinero recaudado.

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