A tres décadas del segundo giro de Fito Páez

«Luego de otra gira nacional con (Charly) García, Fito presentó “Giros” en el Luna Park (viernes 6 de diciembre de 1985), con un enorme bandoneón como escenografía a sus espaldas. Unos días antes, le habían avisado que su padre agonizaba en Rosario. Viajó después del concierto, sin la certeza de llegar a tiempo para despedirlo. Páez padre se fue al otro mundo con el año, después de haber besado a su hijo».

—Fragmento de “Viva Perón”, incluido en el libro “Corazones en llamas”, de Laura Ramos y Cynthia Lejbowicz.

Ese 6 de diciembre de 1985 es la fecha más exacta que encontré sobre el lanzamiento del segundo disco de Fito Páez como solista. Disco que iniciaría su consolidación como un gran compositor, letrista y cantante.

A diferencia del rock en inglés, el “rock en nuestro idioma” no padece la enfermedad de la efeméride; sino todo lo contrario: la del olvido.

Por eso, los treinta años que cumplió en diciembre pasado el disco “Giros” tomó por sorpresa incluso al mismo Páez, que el pasado mes de octubre declaró a la prensa:

Estábamos en una gira por México y nos pusimos a pensar cómo terminábamos el año. Alguien dijo: ‘se cumplen 30 años de Giros’. Lo primero que hice fue tomarme una botella entera de tequila pensando: ‘¡No pueden haber pasado 30 años!’. Fui a la habitación y escuché el disco.


Fito nació “en el ’63, con Kennedy a la cabeza”. En 1985 era un muchacho de 22 años de edad, que —a diferencia de muchos músicos de su generación— optó por retomar la herencia del tango, la chacarera, la bagüala y el folklore argentino.

A esa corta edad, el chico oriundo de la ciudad de Rosario, había sido músico de Juan Carlos Baglietto, Luis Alberto Spinetta y Charly García. Y su ideario político estaba a medio camino entre “el fin de la historia” y “la revolución a la vuelta de la esquina”.

Yo llegué a este álbum casi 15 años después de su publicación, a finales de los años 90. Este disco fue un parteaguas en mis gustos, que para entonces se limitaban al metal extremo y el rock noventero. Un buen amigo me regaló una copia del CD en cassette, luego de que le preguntara por el autor de una canción que decía: “Miren todos, ellos solos/pueden más que el amor”. Al entregarme la cinta sentenció: “Este loco te abrirá un nuevo mundo de música”.

Y así fue. Por eso ofrezco, como pequeño tributo a ese gran disco, un repaso por sus canciones:

Giros

Es la pista que abre el álbum y le da nombre. También fue el primer sencillo de este disco. Un tango hecho con máquinas, conciliando el pasado y el (entonces) presente del rock argentino. La letra invita a “dar media vuelta y ver que pasa allá afuera” y notar que “no todo el mundo tiene primaveras”.

También decía: “Suena un bandoneón/parece de otro tipo pero soy yo/que sigo caminando igual/silbando un tango oxidado”, quizá como respuesta a un línea de la memorable canción de Spinetta, en la etapa de Invisible, “El anillo del Capitán Beto”: “¿Dónde habrá una ciudad en la que alguien silbe un tango?

Además cuenta con un video de ambiente underground, donde Fito parece Winslow Leach, de la película Phantom of the Paradise.

Taquicardia

Este corte huele a Charly García. Fue el segundo sencillo del álbum. Tiene la rapidez melódica y lírica que da la juventud:

“Ya sabes te amo/pero estoy guardando/una dinamita/en mi corazón”.

Fito se declara en cortocircuito pero no abandona el compromiso político: “Me pase la vida viendo/viendo cómo hacen el mundo en vez de hacerlo yo”.

La versión que sigue corresponde a la presentación del disco “Tercer Mundo”, en el Teatro Gran Rex, en 1990.

Explosivo.

Alguna vez voy a ser libre

Uno de los temas más interesantes del catálogo de Páez. Inicialmente iba a llamarse “Panorama”. De acuerdo a los créditos en el disco, el músico uruguayo Osvaldo Fattoruso estuvo a cargo de: güiro, tumbadoras y cencerros. Eso explica en gran parte el sonido logrado, ya que Fattoruso es famoso por haber fusionado el jazz, el rock y los ritmos afroamericanos. En este caso, sazonados con música tradicional argentina.

“Panorama para mí, para vos, por él/por los que fueron y vinieron/panorama enfermo en contradicción/y yo ya estoy listo como un perro”, dice esta canción desesperada.

11 y 6

De las canciones inmortales de Fito. Prácticamente infaltable en sus recitales. Los arreglos de guitarra inicialmente fueron compuestos por Fabiana Gallardo. Luego los retomó Pedro Aznar, entonces famoso por haber sido músico de Serú Girán, les puso su magia y los reforzó en los teclados, consiguiendo la belleza de melodía que ahora conocemos.

La letra cuenta una historia de amor entre dos niños de la calle, él de 11 años y ella de 6. Quienes no sepan en qué paró esta historia, pueden escuchar “El chico de la tapa”, del disco “Tercer mundo”.

La versión grabada para el disco en vivo “Euforia”, de 1996, cuenta con el videoclip que sigue.

Yo vengo a ofrecer mi corazón

Sobre este tema Fito dijo lo siguiente en un texto publicado este año:

«Me sigue pareciendo al día de hoy una canción escrita por otra persona. No sé cómo pude escribir aquello a los 22 años. Todavía me sorprende escucharla en boca de cantantes de restaurantes, cabarets, artistas consagrados y callejeros y dentro de un karaoke alrededor del mundo. Allí estaba la influencia del folklore argentino que estaba en mi ADN. La electrónica y cierto minimalismo en la totalidad del arreglo le daban un aire de chacarera experimental y a la vez un aire nuevo al folklore, que siempre en su intentos de renovación se había vinculado con la música erudita y el jazz».

Este poema es una fotografía de la urgencia social y la esperanza del cambio de esa época: “Hablo de países y de esperanza/hablo por la vida, hablo por la nada/hablo por cambiar esta nuestra casa/de cambiarla por cambiar nomás”.

La versión que sigue no tiene desperdicio, cuenta con la participación de la leyenda cubana Pablo Milanés. Corresponde al disco en vivo “No sé si es Baires o Madrid”, de 2008.

Narciso y Quasimodo

La suave grabación que se escucha al inicio de la versión de estudio dice:

«…nosotros somos representantes del pueblo argentino, entonces…
… eh, bueno, nosotros estamos trabajando en nombre del gremio de trabajadores…»

En la mitología griega, Narciso fue un joven muy hermoso del que las doncellas se enamoraban pero éste las rechazaba. Por su engreimiento, la diosa Némesis lo castigó haciendo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente, finalmente un día, en una contemplación absorta, incapaz de apartarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas.

Quasimodo es el personaje principal de la obra Nuestra Señora de París, de Victor Hugo, y era un niño jorobado que fue abandonado al nacer cerca de la catedral de Nuestra Señora de París, y habitaba en la catedral de Notre Dame, tocando las campanas. Solo podía utilizar un ojo, ya que el otro lo tenía casi bloqueado por la deformidad de su rostro, y quedó casi sordo por el sonido de las campanas de la catedral.

Estos personajes son empleados por Fito en esta canción para hablar de las separaciones sociales, económicas y culturales que nos impiden establecer contactos. “Ya sabes, es quiero establecer contactos/es que a veces somos inhumanos/y otras veces no queremos ver”.

Es de las canciones más roqueras del disco. Ese espíritu quedó capturado en la presentación en vivo de 1985 que sigue, del programa “Badía y compañía”.

Cable a tierra

La leyenda urbana dice que esta canción fue dedicada a Charly García. Páez desmiente esa versión:

«Para hacer honor a la verdad “todos” (todo el grupete, García-Páez) estábamos o habíamos atravesados momentos de peligrosos excesos por aquellos años y la canción invitaba a reflexionar al respecto».

Las influencias musicales para esta canción, según el propio autor, fueron: Paul McCartney, Stevie Wonder y Litto Nebbia.

La versión que sigue corresponde a una presentación en el programa del mismo nombre que conducía el periodista y escritor argentino Pepe Eliaschev, en 1985.

Decisiones apresuradas

Toda la furia política de Fito sobre la historia reciente de dictaduras en su país. La canción inicia diciendo “cocaína”, haciendo referencia a la adicción que los militares tenían por la sangre. La denuncia es criptica pero también directa:

“Generales/mataron a media generación”.

El tema posee un minimalismo musical que da mayor fuerza a la letra.

D.L.G.

Las siglas corresponden a: Día de Los Grones. Grones es un juego de letras Páez, que significa “negros”. Para entender de qué va el tema es necesario recordar que en Argentina algunos sectores han “racializado las relaciones sociales” y usan de forma peyorativa la palabra “negro” para referirse a los trabajadores y obreros. Algunas veces también es empleada para denominar a los simpatizantes del peronismo. Como queda en evidencia en las líneas: “Negro, animal de trabajo/brama la luna por vos/hijo cansado, te observamos/pero no te amamos”.

La utópica visión de Fito en esta canción es la del día de la revolución, donde los de abajo, los negros, dan vuelta a todo. El soñador joven de Rosario cierra con esa ilusión su segundo disco:

“Apocalipsis de abajo/un maremoto de amor/fiesta en la calle/un orgasmo que nunca se acabe/día de resurrección”.

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