5 conclusiones del NBA All Star Weekend

El pasado fin de semana se llevó a cabo en la ciudad de Nueva York (entre Brooklyn y Manhattan) el “NBA All Star Weekend”, que reúne a los mejores exponentes del mejor básquetbol del mundo en distintas actividades y competencias de larga tradición.

A continuación algunas de las impresiones que me dejó la jornada:

1) Zach LaVine demostró que con las clavadas NO es como con el vino 

¿Mejor que Michael Jordan? ¿Mejor que Dominique Wilkins? ¿Mejor que Spud Webb? ¿Mejor de Vince Carter? ¿Mejor que Dwight Howard?

Sí, la verdad es que sí.

Apenas tiene 19 años y no es ninguna estrella contrastada en la NBA actual, pero Zach LaVine, el novato de los Timberwolves de Minnesota –y que fue elegido con el pick número 13 en el draft de 2014, procedente de la Universidad de UCLA– puede fanfarronear desde el fin de semana pasado que su actuación en el reciente campeonato de clavados es superior a la de todas esas leyendas del mejor baloncesto del planeta.

Algunos discreparán, dirán que el duelo entre Jordan y Dominique es insuperable. Y pueda que sí, la nostalgia por la vibra de aquella época influye mucho en esas mediciones, pero hay algo que es incuestionable: a medida el tiempo pasa, la NBA evoluciona, especialmente en el atleticismo de sus jóvenes. Zach LaVine hizo este fin de semana algunos clavados –un par de ellos de puntaje perfecto– que estaban fuera del alcance de las leyendas de antaño.

En la NBA actual no aplica el dicho de que “es como el vino, entre más viejo, mejor”.

2) Urge cambiar la dinámica del All Star Game

La NBA debería estudiar lo que ha ocurrido con el Juego de las Estrellas de Major League Baseball. En esa liga, el partido en el que se reúnen los mejores peloteros de MLB sí posee relevancia, sí se juega por algo: la ventaja en la localidad para el representante de cada liga (Nacional o Americana) en la Serie Mundial.

Este factor –el de jugar por un premio importante– hace que el espectáculo (que está garantizado con la participación de lo mejor de lo mejor) sea más atractivo.

En la NBA no pasa eso. El juego de las estrellas es bastante aburrido.

Las estrellas pasan tres cuartos del partido cuidándose de lesiones, jugando a lanzarse alley hoops o buscando las jugadas más acrobáticas para entretener a un público que en realidad no está tan interesado en dicha oferta.

Para ello están los Harlem Globe Trotters.

Y ni hablar del concepto de “defensa”. En este partido solo existe defensa en los minutos finales… y solo si el marcador está lo suficiente cerrado como para arriesgarse un poco.

3) Los Splash Brothers abusan de la competencia 

No es casualidad que los Golden State Warriors tengan el mejor récord de victorias en lo que va de temporada en la NBA. Entre su arsenal poseen un par de francotiradores que abusa de los demás.

Se trata de los “splash brothers” Stephen Curry –ganador del campeonato de tiros de tres puntos– y Klay Thompson.

Ambos demostraron el sábado pasado porqué sus porcentajes de efectividad en esta materia no son obra de la casualidad: 39.9% y 44.0%, respectivamente.

Mención honorífica para “uncle Drew“, Kyrie Irving, quien nos enseñó porqué también es uno de los francotiradores más temidos en la NBA.

4) Lebron James hizo todo por ganar el MVP… ¡Y ni así!

Lebron James lo quiere ganar todo.

Él fue uno de los pocos –¿el único?– jugadores que realmente se esforzó por ganar el Juego de las Estrellas del pasado domingo. Su empeño por llevar a la conferencia más débil (la del Este) a la victoria no pasó desapercibida, aunque no encontró el premio que buscaba.

El resultado final fue victoria para la conferencia del oeste 163-158 sobre la conferencia del este. Por ende, y de manera indiscutida, el Jugador Más Valioso (MVP) del partido le correspondió a Russell Westbrook, talentoso PG de los OKC Thunder.

Westbrook se quedó a tan solo dos puntos de igualar el récord de Wilt Chamberlain con la mayor cantidad anotada en un juego de las estrellas: Russell anotó 40 puntos, en una actuación estelar.

Lebron James se quedó con 30 puntos… ¡Y con las ganas!

5) Ariana Grande es guapísima… pero no encaja con un show de NBA 

Se equivoca el que espera un show de entretiempo en la NBA como los que ofrece la NFL en el Super Bowl.

No es lo mismo.

Ariana Grande es una chica guapa y con talento. Canta bien, baila bien, pero su estilo es demasiado light para una liga dominada por jugadores y público de origen afroamericano.

Hizo falta más hardcore –en el sentido musical, obviamente– en el show del medio tiempo, y ni las curvas de Nicky Minaj rescataron un espectáculo que fue agradable, aunque nada que se guardará mucho tiempo en la memoria.

*Foto principal tomada del Facebook NBA México.

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